Ya se que nadie me extrañó por aquí, pero bloguear era parte de mi solitaria vida, y de vez en cuando me dan ganas pero la mayoría de las veces no son cosas importantes (y que carajos importa si son importantes o no).
Resulta que mi rutinaria vida a cambiado bastante, y hoy se me ocurrió que mi vida se parece a la de una hormiga; si, así es, tengo una vida de hormiga:
Salgo muy de mañana (a veces no tan de mañana) de mi agujero, para ir a trabajar muy lejos, trabajo porque formo parte de una colonia, en donde otros ya identificaron donde hay que ir a chingarle, trabajo para que otros coman bien y no se preocupen de nada mientras yo me parto el lomo.
Recorro los caminos, no voy solo, a veces al aire libre, a veces bajo la tierra, con una multitud yendo en la misma dirección para salir todos al mismo tiempo de las entrañas de la tierra por un diminuto agujero y esparcirnos a nuestras labores, todos los días sin descanso sin más tiempo y sin más espacio que el designado para comer y para dormir.
Quizá eso me hacía feliz, unos meses atrás, es solo que ahora han cambiado muchas cosas, algunas de ellas fueron algún día solo propósitos y ahora están aquí o a la puerta.
Hora de dormir!
2 comentarios:
ya vas entendiendo porque somos relativamente insignificantes
El trabajo provoca trauma emocional.... nadie debería trabajar o.0
Fijate bien el los detalles de todos los días y veras ke no son rutinarios..... es cuestión de poner atención.
Saludos!!!!
XD.
Publicar un comentario