domingo, 11 de enero de 2009

La historia de un árbol.

Mi vida empezó hace algún tiempo, en un lugar donde habían muchos como yo, recuerdo la nieve, recuerdo a los alces pasar junto a mí, y mirar los castores hacer sus diques ante la curiosa mirada de las nutrias, jamás recuerdo haber ido a ningún lado, era algo que no figuraba ni en mis más fuertes anhelos.

Súbitamente todo cambió: ruido, metal, mi tallo cortado, mis raíces dejadas, fui atado, mire con tristeza la escena repetirse en muchos más, y fui llevado lejos del lugar donde nací, de pronto llegaste tú, me tomaste, me llevaste hasta tu hogar, soltaste mis ataduras y me libraste de mis captores, me llenaste de adornos, de luz y color, e hiciste coronarme con la más bella estrella.

Junto a mí reíste, soñaste, compartiste, amaste, y me sentí parte de ti, parte de tu espacio, de tu hogar y tu vida.

Resultó que tu calidez fue más agradable que la fría nieve y no extrañe mi hogar pues ahora tenía el tuyo. Alegría compartiste, con regalos y risas y sentí tu calor aliviar mis heridas.

Pero algo pasó y te ausentaste, se fue la alegría, se fueron las risas… Mi corona arrancaste, desnudando mi gloria y me despojaste sin misericordia.

Ahora era ignorado, pues ya no era bello, mis ramas caídas… se habían secado, estaba muriendo y tu no hacías nada, extrañe mi hogar, deseé estar ahí, pero en vez de eso recibí el exilio, y me sentí solo  y el más desdichado.

Muero lentamente, ya nadie me mira… 100 años de vida, tomaste aquel día.DSC02477

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